Un software identifica, “vectoriza” y guarda más de 32 puntos únicos de nuestra cara. Nuestra cara pasa a convertirse en un código.
Este código pasa a identificarte y permite que un sistema rastree dónde estuviste, y cuántas veces entraste o saliste del estadio.
Además, pueden triangular datos para conocer cómo compraste tu entrada, qué consumiste y con quiénes te encontraste de camino a la cancha.